Después de largos meses de búsqueda[1], hoy vi por primera vez esas dos rayitas que todas las mujeres que queremos un bebe soñamos con ver y que confirman que estoy embarazada. Ni siquiera sé cómo describir el momento, no sé ni qué pensé, ni que sentí. La verdad, aunque tenía mis sospechas de que estaba encinta, pensé que todavía era muy pronto para ver un resultado positivo y me esperé ver una raya sola. Grande fue mi sorpresa cuando me acerqué al test (que por cierto era uno de estos de orina MUY baratos) y vi dos rayas. Mi primera reacción fue abrir la boca y tapármela. Luego no supe qué más hacer. Luego de los primeros segundos de shock corrí a buscar otro test, ahora uno más confiable (¡si, había comprado 4 pruebas, dos baratas y dos más serias!). Bien tranquila me fui a esperar al comedor a esperar los 3 a 10 minutos que se suponía tenían que pasar para ver los resultados…pero no me aguanté y como al minuto 5 (o quizás 3) ya estaba yo yendo a mirar el resultado: Y ahí estaba, inconfundible un “+” que significa “embarazada”. Otra vez abrí la boca y me la tapé, sentí escalofríos y, una vez más, no sabía que más hacer. Seguir haciéndome tests no me parecía una idea muy razonable. Así que me puse a pensar en cómo le daba la noticia a mi esposo: ¿lo llamaba por teléfono al trabajo, me aguantaba hasta que viniera en la noche (eran las 11am cuando me enteré), no le decía que me había hecho el test y hacíamos uno juntos mañana en la mañana (y yo me hacía la sorprendida)? Lo único que sabía es que él tenía que ser la primera persona en saber y sentí que, por apurada y por no esperar un día más, había malogrado un momento que debimos haber compartido los dos (yo sabía que a él no le importaría que lo haya sabido yo primero). Pero bueno, ya estaba hecho…
Luego de dar vueltas por el departamento por
varios minutos pensando qué hacer (porque mientras todo esto pasaba yo tendía
ropa recién lavada, arreglaba los documentos que acababa de traer a la casa,
escribía un mail…claro, la verdad es que no hacía ninguna de esas cosas porque
en realidad caminaba, me sentaba, me volvía a parar y así), decidí llamar a mi
esposo.
Cuando me contestó le pregunté si podía hablar y en el preciso momento en que me dijo que sí, me eché a llorar y, entre sollozos, le dije que estaba embarazada. Y lloraba y lloraba…supongo que de alegría, de nervios, un poco de miedo tal vez…pero lloraba…lloraba pero estaba feliz. ¡Por fin, después de tanto tiempo, estábamos esperando a nuestro primer bebé!
Cuando me contestó le pregunté si podía hablar y en el preciso momento en que me dijo que sí, me eché a llorar y, entre sollozos, le dije que estaba embarazada. Y lloraba y lloraba…supongo que de alegría, de nervios, un poco de miedo tal vez…pero lloraba…lloraba pero estaba feliz. ¡Por fin, después de tanto tiempo, estábamos esperando a nuestro primer bebé!
Luego de emocionarnos juntos por teléfono,
empezamos a bromear y a reírnos (porque ya desde el fin de semana habíamos
estado hablando de la posibilidad de que estuviera embarazada y le decíamos a
nuestro potencial hijit@ que se agarre fuerte) y a trazar el plan de
comunicación a la familia y amigos.
Para los que no conocen a Alberto tan bien (o a mi), él
es de las personas que siempre piensa en los riesgos y en las cosas que pueden
salir mal (deformación profesional le llama él). Yo, por el contrario, soy de
las personas que piensa que todo saldrá bien (y si no salen bien pues ya en ese
momento manejo la situación). Dicho esto, se imaginarán que Alberto siempre
DECÍA que el día que estuviera por llegar nuestro primer hijo, no le diríamos a
nadie, NADIE, hasta después de los 3 meses, cuando ya hubiera pasado el periodo
de riesgo. Yo, por el otro lado, digo que, si bien no lo
publicaría en Facebook hasta pasado el peligro, si se lo diría a mi familia y
mis amigos más cercanos (que, eso sí, no son pocos). No es que yo no sea
consciente de los riesgos del primer trimestre, de hecho conozco a muchas
mujeres que han sufrido pérdidas en este periodo, pero mi teoría es que el que
la gente lo sepa o no, no hace más o menos probable una pérdida (cosa que
espero no me suceda) ni más o menos difícil superarla si es que ocurre y que,
tomando en cuenta que el embarazo son sólo 9 meses y que los voy a pasar lejos
de mi familia y amigos –y por lo tanto, no lo voy a poder compartir con ellos
como lo hace la mayoría-, quiero que lo vivan conmigo a la distancia desde el
primer momento.
Como ya habrán notado, cuando me referí a
Alberto escribí DECIA y no dice…y es que si, con la emoción de la noticia, poco
le faltó correr gritando por la oficina. Ahora Alberto DICE que si vamos a
contarlo y yo no puedo estar más feliz por eso. Dicho esto, el plan es que, una
vez que tengamos los resultados del examen de sangre –que, felizmente tendremos
mañana-, empezaremos por decirle a nuestros padres y a mi hermano y de ahí,
poco a poco, a nuestra familia y amigos.
Yo hasta el momento he logrado aguantarme y no he llamado a ninguna de mis amigas locales, ni siquiera a las que han sido
mis confidentes en el proceso de querer tener un hijo). Y debo decir que no me
ha costado tanto no hacerlo. No lo he hecho no sólo porque aún no tenemos el
resultado del análisis de sangre - de hecho, no pienso hacerlo tampoco mañana
cuando lo tenga-, sino porque no quiero
perder ninguna oportunidad de dar la noticia en persona (como para compensar
por todas las veces que tendré que darla por skype y/o teléfono a la gente que
más quiero). Así es que nuestros amigos de Budapest tendrán que esperar hasta
que los veamos (¡pero obviamente voy a empezar a organizar formas de verlos!), se
los diré sólo cuando pueda ver sus caras al darles la noticia y pueda sentir
como se alegran por nosotros.
Una cosa curiosa, por meses me he preguntado cómo
le diría a mis papás y a mi hermano esta noticia y hoy, que finalmente ha
llegado el momento de hacerlo, no puedo pensar en nada que me convenza. Creo
que apostaré por skype y por la espontaneidad del momento, por lo que me salga
del corazón, que seguro va a ser lo más sincero. Pero sea como sea que lo haga,
auguro una buena dosis de lágrimas en ambos lados de la computadora. ¡Por fin
tendremos nuestro primer hijo/nieto/sobrino!
PS: Para los interesados en la parte médica que
se están preguntando cómo me siento, me siento bien, de hecho podría casi decir
que no siento nada. Por ahí un hincón suave a la altura de los ovarios (sobre
todo en el lado derecho) y un leve dolor de cabeza, pero nada más.
3 de Abril de 2012
[1]
Búsqueda que me imagino merecerá un post especial en este recuento de mi
embarazo.
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