Hoy fue nuestra primera cita con el doctor.
Debo reconocer que estaba un poco nerviosa desde la noche anterior. De hecho no
dormí muy bien, mejor dicho, no dormí mucho. A las 5:40am me desperté (en una
de mis cada vez más frecuentes visitas al baño) y terminé levantándome 20
minutos más tarde. Luego de una hora de dar vueltas y hacer cosas pendientes, regresé a mi cama y dormité por 30 minutos más. Una vez levantada –ahora si definitivamente- mientras me alistaba, decidí ponerme la medallita que mi hermano le
regaló al bebe (en ese momento aún no existente) en navidad (digo, si el regalo era para que
se lo ponga a él y él está adentro mío, y la idea es que lo cuide, entonces me
pareció apropiado ponérmelo yo, ¿lógico, no?).
Llegamos tempranito al consultorio (previa
valeriana para Alberto). Nuestra cita era las 9:30am pero estábamos ahí desde
las 9am. Para nuestra buena suerte el paciente anterior a nosotros no llegó y,
luego de medirme la presión, preguntarme mi talla y mi peso, nos hicieron pasar
rápidamente al consultorio del Dr. Kosztin, mi médico.
El doctor, que me conoce casi desde que llegué
a Budapest y que sabía que queríamos un "hungarito", estaba contentísimo con mi embarazo (“Oh!! I am very glad!!” decía a
cada rato). Me hizo las preguntas típicas, y luego me hizo pasar al cambiador
para prepararme para la ecografía. ¡Por fin íbamos a ver al bebe!
Todo salió bien, todo estaba como debía estar según
el doctor pero para mí igual fue medio desilusionante. ¡Básicamente porque no
vimos al bebe si no más bien a sus futuros aposentos!
Siempre he leído en todas partes –y de hecho es
así según me confirmó el Dr. Kosztin- que las semanas de embarazo se cuentan
desde el primer día del último periodo menstrual (y la fecha de parto se
calcula para 40 semanas después de ese día). Así, aunque la concepción no ocurre normalmente en ese momento sino después -de hecho en mi caso ocurrió 19 días después-, yo tendría según esa teoría 6 semanas y 1 día y, por lo tanto,
de acuerdo a lo que había leído, había la posibilidad de oír los latidos del bebe. Bueno, resulta que esto no es tan definitivo
como yo creía, sino que hay otros factores que definen el número de semanas.
Uno de estos factores es el grado de desarrollo del embrión o del saco
amniótico.
Por estos otros factores, mi ecografía indicó que
tengo más bien entre 4 y 5 semanas de embarazo ya que se veía el saco amniótico
pero aún estaba vacío (el doctor dijo que una vez que se vea el embrión y que
lo pueda medir podrá dar con más precisión el número real de semanas). Yo sé (y
lo sabía antes ir) que esto es normal porque ya me lo habían comentado algunas
amigas pero en el fondo de mi
corazón albergaba la esperanza de poder escuchar los latidos del corazón de mi
hijit@, así como quien ya se relajaba un
poco más con la tranquilidad de saber que una vez que se oyen los latidos, las
posibilidades de que algo salga mal se reducen considerablemente. Pero ni modo,
habrá que esperar 4 semanas más (¡que seguro se me van a hacer un poco largas!) y tendré que tener
en consideración para mis próximas lecturas que, al final, las semanas se
pueden contar de más de una forma y teniendo en cuenta más de un factor. Eso
sí, los cálculos del Dr. Kosztin y los míos estaban casi de acuerdo con
respecto a la fecha posible de parto, él
dijo 7 de diciembre, yo digo 10 (bueno, no yo, mi aplicación que calcula en
función a la fecha de concepción). Así que por ahí estamos.
Luego de la ecografía el doctor me dio las
indicaciones básicas. No teñirme el pelo (cosa que no hago nunca…¡aunque no
falte mucho para que empiece!), no pintarme las uñas, tener cuidado con el
pescado - especialmente si es crudo-, tomar mis vitaminas siempre, hacer
deporte moderado (¡dijo claramente que nada de kickboxing!), no tomar alcohol
(pero dijo que una cerveza o una copa de vino tinto de vez en cuando no eran
perjudiciales), no fumar, no tomar baños de tina calientes o ir a los baños termales
de Budapest y creo que nada más. Me
gustaron sus indicaciones porque, si bien yo las sabía todas, fue bastante
relajado al momento de darlas y no prohibió dramáticamente casi nada (o al menos algunas cosas que se que algunos médicos prohiben). En ningún
momento trató de asustarme sino todo lo contrario.
En algunas páginas web uno lee (o también escucha decir a la gente ) que hay que “dejar de tomar café”, “no comer queso feta”, “no
comer nada crudo”, pero ni en Italia les prohíben el café a las italianas embarazadas
ni en Grecia el queso feta a las griegas y no creo que en Japón dejen de comer
sushi al 100% durante el embarazo (lo de Italia y Grecia lo sé por cierto, lo
de Japón tendría que averiguarlo). Al final yo creo que el secreto está en tener
cuidado, comer muy sano y estar atento pero sin ser extremista (ni obsesiva) en
nada. Definitivamente no pienso comer sushi todos los días pero quizás luego de
pasados los tres primeros meses me anime a comer un roll o a probar un poquito de
ceviche o de tiradito de pescado (como he visto hacer a más de una mujer
encinta); no comeré mi ensalada griega que tanto me gusta una vez a la semana
como solía hacer pero un pedazo de queso feta una vez al mes tampoco creo que
me vaya a matar (como no ha matado a alguna amiga comer queso no pasteurizado
de vez en cuando). Lo mismo con el café, yo no soy especialmente cafetera y puedo prescindir de él pero
mi café semanal con mi amiga Jessica en alguno de los hermoso cafés de Budapest seguro que me lo tomaré. Al final, bastantes
de estas recomendaciones tienen mucho que ver con el país en el que nos toca
estar embarazadas, con sus tradiciones y cultura gastronómica (y lo
mismo ocurre con el protocolo médico para el periodo de embarazo: los
diferentes exámenes que se hacen a la mujer encinta varían de país a país -cosa
que yo no sabía, pero esto ya será motivo de otro post).
Finalmente, el doctor me mandó unos análisis de sangre para la próxima semana y una cita con el oftalmólogo porque resulta que los problemas de visión también son típicos del embarazo y es uno de los pocos síntomas que estoy sintiendo yo. Eso es todo por ahora, ¡más reportes médicos en 4 semanas! ¡así que paciencia (me lo estoy diciendo más a mi que a ustedes)!
Finalmente, el doctor me mandó unos análisis de sangre para la próxima semana y una cita con el oftalmólogo porque resulta que los problemas de visión también son típicos del embarazo y es uno de los pocos síntomas que estoy sintiendo yo. Eso es todo por ahora, ¡más reportes médicos en 4 semanas! ¡así que paciencia (me lo estoy diciendo más a mi que a ustedes)!
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