Van pasando los días y cada vez que veo mi Plan
Prenatal (el que me dieron en la clínica cuando empecé a atenderme con ellos)
me doy cuenta que me quedan menos y menos citas y que ya estamos al final de la
página (aunque en realidad todavía no termino el segundo trimestre, la cantidad
de exámenes bajan) y la verdad no me gusta mucho la idea.
Yo no quiero dar a luz. Al menos hoy no quiero
ni un poquito. Muchas me dicen que en 2 meses y medio más cuando me pese todo
voy a estar desesperada por que “me saquen” al bebe de adentro pero la verdad
es que en este momento no puedo ni imaginarme cómo será sentir eso, estoy TAN
bien como estoy.
Son varias las razones por las que no quiero
dar a luz. La primera y más obvia es porque ¡me siento súper bien! Si antes me
sentía bien, ahora me siento aún mejor. Definitivamente el segundo trimestre es
mejor que el anterior. Ya no me cae tan pesada la comida (excepto si como carne
roja muy tarde, ahí si me quedo despierta toda la noche), no siento languidez
ni acidez ni nada, ahora si se me ve 100% embarazada (desde hace poco en
realidad, hasta hace un par de semanas podía pasar tranquilamente por gordita
dependiendo de la ropa), la gente es amabilísima conmigo, todos me engríen más
que de costumbre (incluyendo a Alberto), ¡todo es una maravilla!
La verdad, yo podría vivir embarazada TODA mi
vida (asumiendo que todos mis embarazos fueran como este…y tengo la esperanza de
que así será el siguiente -y último- porque ese fue el caso de mi mamá). Tengo
la suerte de tener un embarazo modelo… ojalá todas las mujeres (y sus esposos)
pudieran tener la suerte que tengo yo. Lo único que si noto desde hace unas
semanas es que estoy más sensible en general, un poco más llorona quizás
(especialmente cuando se trata de cosas relacionadas con niños) pero dejando de
lado eso –y aún contando eso- no tengo nada de que quejarme.
Pero hay varias razones más por las que estoy
feliz como estoy, razones que básicamente se resumen en una sola: NO ESTOY
LISTA PARA TENER A GIULIA CONMIGO TODAVÍA. Y no estoy lista desde varios (o
todos los) puntos de vista. Ni logísticamente, ni emocionalmente, ni
físicamente (y seguramente tampoco en ninguno de los otros “mentes” que puedan
haber).
Físicamente es obvio, todavía falta un poco más
de 3 meses y medio de embarazo (¡felizmente!) y aunque desde el día 1 se ve
como el cuerpo se va preparando para traer una vida al mundo (¡y yo sigo
maravillándome cada día con cada uno de los cambios, las venas, la panza -¡amo
mi panza!-, etc.!) ni yo ni Giulia estamos listas para el día del parto (pero
ojo, sigo sin tenerle miedo a ese día, no quiero que llegue aún pero no le
tengo miedo al parto). Así que en ese frente seguimos preparándonos. Seguimos
con las clases de yoga prenatal, ya vamos a empezar las clases informativas prenatales
en pareja a mediados de setiembre y seguramente tendremos una clase mucho más
práctica sobre el final del embarazo con mi profesora de yoga. Pero la parte
física es la que me preocupa menos, la naturaleza (y mis profesoras prenatales)
se irán encargando de ayudar con eso.
La parte logística va avanzando pero no al
ritmo que yo quisiera (aunque racionalmente sé que no hay ningún apuro y que
hay tiempo de más). Por lo pronto ya nos mudamos (¡check!). Fue bastante fácil
y, aunque la desempacada se hizo en “tiempos de embarazada” (léase, bastante
más lentamente de lo normal), ya las cajas están vacías y salvo por
pequeñísimos detalles como colgar los cuadros, digamos que estamos 100%
instalados.
La lista de cosas que necesito para la llegada
de Giulia va tomando forma. La versión original que hice, y sobre la que les
conté en mi post anterior, ahora está
más completa. No porque haya incluido más cosas sino porque las cosas que tiene
ya tienen más detalle. Poco a poco he ido visitando tiendas de bebes, hablando
con amigas que viven acá (resulta que a veces es mucho más práctico y
conveniente comprar todo –o casi todo- en el lugar en el que estás que mandarte
a traer las cosas por más que creas que en otros lados son mejores o más
baratas) y ya como que se está concretando la cosa. Debo confesar que esto de
la lista ha sido más difícil de lo que suena –y de lo que pensaba que sería. Ir
a ver tiendas de bebes no es tan divertido como yo creía. Cada vez que voy a
una, en vez de salir emocionada y con ganas de comprarme todo, salgo
completamente agobiada, espantada, no sabiendo qué decidir y, al final, ¡no
queriendo comprar NADA NUNCA!
Aunque no pensé que fuera así, lo que más me
calmó con el tema de la lista y las tiendas de bebes fue ir con Alberto a una
el sábado pasado. Contra mi pronóstico, él estaba emocionadísimo con las cosas
que veía. Claro, con las cosas que no nos sirven hasta dentro de un buen tiempo
(como los asientos para carro –que no
tenemos- para niños de más de 1 año –que tampoco tenemos- hechos por no sé qué
marca que diseña los asientos de los carros de formula 1 o los legos que forman
ambulancias o camiones de bomberos que claramente dicen “5 años o más”). A las cosas que si importan –léase las que
necesitamos en el futuro cercano- ni bola les daba por más que yo le explicaba
cuáles eran y para qué servían. Él todo lo simplificaba y me respondía que
millones de mujeres en el mundo (y nuestras madres en el pasado) se embarazan,
tienen hijos y los crían sin ninguna de
las cosas por las que yo me hago mil bolas. Y tiene razón (y eso que yo estoy
tratando de ser lo más simple que puedo con relación a las cosas que quiero
comprar). Tampoco es que pretenda (ni Alberto tampoco) tener y criar a Giulia
como en el Medioevo pero la verdad es que tantas complicaciones mentales que me
estaba haciendo son innecesarias. Desde que fui con él, he avanzado mucho más
mi lista y decido las cosas sin darle tantas vueltas (los que me conocen bien
saben que, si no fuera porque se necesitan TANTAS cosas, probablemente hubiera
hecho una hoja Excel comparativa de cada tipo de saca leches, biberón, chupón, coche,
etc.).
El cuarto es otra cosa que me traía (hasta hace
unas horas) un poco agobiada/preocupada. Resulta que por sus dimensiones (como
6 metros cuadrados) y su forma (techo con mansarda inclinado y con la
calefacción que ocupa buena parte de la pared más larga), que encima lo hace
más chico de lo que ya es, es un poco difícil encontrar muebles que entren (al
menos que entren sin que Alberto y yo -pero más Alberto obviamente- nos demos
de cabezazos contra el techo cada vez que vayamos a ver a la bebe) y
decoraciones que vayan con el poco espacio libre que tendremos luego de
amoblarlo. Felizmente, luego de pasármela midiendo el cuarto una y otra vez
desde ayer, y de ver las medidas de todos los muebles y decoraciones que hemos
visto en tiendas y en internet, creo que ya podré dormir tranquila porque ya tengo
una idea más clara de cómo lo voy a hacer.
Pero lo que más me atormenta de la famosa lista
y del cuarto es que ambos siguen en el papel. Que avanzan y se completan los
detalles pero yo sigo sin tener la cuna conmigo, ni la cenefa, ni los biberones
ni nada…y aunque sé que nos sobra el tiempo, si por mi fuera, tendría todo ya
puesto en su sitio para finalmente poder ponerle “¡check!” a todo y no pensar
en eso nunca más.
Finalmente, respecto a la parte emocional, -díganme
extraña o poco maternal- yo todavía no siento la necesidad de conocer a Giulia.
Sólo una vez –cuando salí a almorzar con una amiga y su hijita de mes y medio-
he sentido ganas de tenerla conmigo. Por lo demás, todavía no me dan ganas de
cambiar las cosas. Todavía quiero que sigamos siendo dos (o dos y medio si
quieren), todavía quiero sentir a Giulia adentro y saber que está bien –y que
yo no tengo que cuidarla para que siga estando bien-, todavía me da flojera
(seamos sinceros, también hay algo de esto) cambiar mi rutina, levantarme en
las noches, andar por las calles con un cargamento de cosas de bebes, en
general, cambiar mi vida para siempre. Aún ni siquiera logro hablarle a mi
panza, sólo me comunico telepáticamente con ella (espero que funcione) cuando
voy a la clase de yoga o la acaricio cuando siento que se mueve (eso sí,
disfruto mucho cuando se mueve, especialmente cuando se ve desde afuera y
Alberto puede verlo también). Ni música le he puesto a la pobre (como yo no soy
muy musical tampoco). No sé si con el paso de las semanas cambiaré, no sé si al
menos le empezaré a hablar pero si estoy segura de que cuando el momento de que
Giulia salga llegue, tanto Alberto como yo estaremos listos (o todo lo listos
que se puede estar para un evento como este). Por lo pronto, seguiremos
disfrutando de ser dos y de tenerla con nosotros en mi panza…
Moci.... escribes tan lindo en estos blogs... da mucho gusto leerlos y ver como te sientes, como expresas tus sentimientos..... y como vives dia a dia tu embarazo! Sigue disfrutandolo a tope!!!! Es una etapa divina.... la mas bonita que puede haber y NUNCA habra una igual (en el segundo embarazo es muchisimo mas cansado pues ya tendras a Giulia!). Me encanta leerte tambien porque me veo reflejada..... yo sentía exactamente lo mismo que tú, con la única diferencia de que además le tenía pavor al parto ;-)
ResponderEliminarY sabes qué? La naturaleza es súper sabia: Te da 9 meses enteros para hacerte a la idea de que vas a ser mami. Y al final de esos 9 meses de preonto ves que estás preparada y quieres tener ya a tu peque! Así que por ahora disfruta!!!! por cierto..... te ves muy linda con tu pancita :-)
Moci:
ResponderEliminarLo máximo tu blog!! Yo estoy ya en la semana 33, de verdad que en el ultimo trimestre todo cambia un montón. No soy ninguna experta para mi también es mi primer bebe Sofía. Yo tampoco me sentía preparada emocionalmente en el segundo trimestre. Todavía no se movía todo el tiempo y si no fuera porque ves a tu barriga crecer te olvidas que estas embarazada. Ahora si le hablo, me acompaña me ilusiona la idea de verla y como la sientes moverse tanto sientes en parte que ya la conoces y se te desarrolla un instinto que hasta ahora no entiendo pero es lindo. No ha todas nos pasa al mismo tiempo y creo que eso no es malo solo que es diferente para todos. Lo de las compras te entiendo, yo si hice hoja de Excel con todo e iba marcando cuando compraba algo y me llenaba de felicidad que me falte menos, pero es agobiante. No te podría decir que se necesita en realidad y si todo lo que he comprado sirve o no. Pero lo cierto es que cuando ya esta su cuarto hecho y comienzas a ordenarlo y encuentras un sitio para cada cosas te sientes mas tranquila que con las bolsas de compras para la bebe en algún lugar arrimadas. Trata de hacerle su cuarto lo antes posible eso ayuda a sentirte mas preparada no tiene que estar líndisimo desde el comienzo pero arma casi todo ya. El tercer trimestre es impredecible y no sabes como vas a tener tiempo o como te vas a sentir. Involucra a Alberto en todo lo que puedas eso lo va hacer sentir mas conectado con la bebe, acuérdate que el no la siente como tu y sus emociones son diferentes a las nuestras. Al menos yo siempre de olvido de eso. Ojalá te sirva de algo lo que te comento.
Te mando un beso grande y suerte con todo, te mando fotos de Sofía cuando nazca y ojalá escribas mas blogss mientras que yo estoy en la espera.
Jimena